El Sol de México ha dejado de ser, para sorpresa de sus fieles, el dios latino a quien todo se le perdona
Luis Miguel fue un dios. El dios del pecho más bronceado de Iberoamérica, el del pelo alocado y traje impecable, el dios de las mujeres más guapas y de las suites de lujo, el de la mejor mesa en un restaurante, el dios de los dientes blancos y sonrisa perversa. El creador del latin lover, el rey de la música latina. Y como una deidad que era, se le identificó con el sol. Pero Luis Miguel Gallego Basteri, para sorpresa de sus fieles más devotas, es a sus 46 años un mortal más. Y como tal, se ha aparecido esta semana en un restaurante de Los Ángeles con su novia belga, después de meses de misterio.
Vestidos los dos de negro y con una sonrisa de oreja a oreja, miraban por primera vez en mucho tiempo a las cámaras. Después de que la prensa mexicana e internacional haya escrito todo sobre el fin de su carrera, él muestra los dientes. Pero la mala racha sigue persiguiendo al Sol de México.

Luis Miguel hizo tanto en tan poco tiempo y tan joven, que ha podido vivir hasta hace un año con la tranquilidad que le dejaron sus rentas. Plantaba a sus admiradores y seguían agotando las entradas, culpaba al clima para cancelar un concierto y los más aguerridos lo entendían sin pestañear. La fe ciega de sus feligreses parecía no tener límites, pero los tenía.
Luis Miguel, 46, the famous Mexican singer known as "The Sun of Mexico", has been seen in a restaurant in Los Angeles with his new Belgian girlfriend.
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