publicado por: internacional.elpais.com

El sábado, a las 12 de la mañana, por quinta vez desde que empezó la fase final de este juicio político, una senadora favorable a Rousseff, acusada de un presunto delito de responsabilidad (alteraciones en el presupuesto sin permiso del Congreso y peticiones de crédito a bancos públicos), protestó por la falta de personas en la sala. En ese momento, sólo 31 de los 81 senadores se encontraban presentes. La mayoría, del bloque pro-Dilma. Tal vez por estrategia -una manera de boicotear a los testigos de la defensa, que prestaban declaración- o tal vez por falta de interés -los argumentos de una y otra parte se repiten hasta la saciedad una y otra vez- el caso es que en muchas ocasiones de este juicio hay más senadores en los pasillos que en la sala.
Tampoco en la calle las sesiones se siguen –hasta ahora- con fruición. Cansados de un proceso que dura meses y que tiene más de rito que de verdadero juicio (los senadores tienen ya en su gran parte su voto decidido desde mayo) la población no parece interesarse mucho por el impeachment. Hasta ahora no ha habido manifestaciones en la calle, ni de un lado ni de otro. Y hay muchos periódicos que también prefieren abrir sus ediciones con las medidas que tomará el presidente Michel Temer una vez sea elegido presidente con todas las letras y deje de estar en funciones. Es una manera de asumir que el resultado está cantado.
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